Enda se llevó unos meses vagando por un pueblo de Sevilla, le ponían comida y cruzaba las calles, los vecinos la alimentaban pero suponía un peligro tanto para ella como para los coches que se cruzaban en su camino, una voluntaria la vio y así fue como empezó a formar parte de esta familia arcana.
Desde que entró en nuestro refugio, ha sido la compañera inseparable, amorosa y afectuosa, de Comotú, ya adoptado. Esperemos que también a ella le llegue su oportunidad porque realmente es adorable como perra, con todos, con perros y humanos.