Una tarde de café entre apareció Senua, desnutrida, con mil bichos por su cuerpo, con heridas, cansada, muerta de hambre y sed. Las chicas se acercaron, la cogieron y la llevaron al veterinario con la sorpresa de que tenía chip, pero nadie la buscaba, no había denuncia por robo o pérdida.
Su dueño apareció pero prefirió desprenderse de ella antes que pagar por la denuncia, mejor así, ella dejaba atrás una vida miserable de abandono, criar y criar sin parar.
Senua es una perrita preciosa, con gatos con las presentaciones adecuadas no tendría problemas, tiene paciencia con niños y en el coche se porta fenomenal. Necesita una familia que le dé la paz y tranquilidad que nunca ha tenido en su vida.